- Se define como la disminución de la actividad de la lactasa intestinal. El grado de intolerancia a la lactosa varía de un individuo a otro, siendo muy raros los casos de intolerancia completa. La lactosa no digerida atrae agua al tracto digestivo por efecto osmótico y cuando alcanza el intestino grueso es fermentada, formándose ácidos grasos, CO2 e hidrógeno, responsables de los retortijones, meteorismo y diarrea. Puede aparecer un déficit transitorio de lactasa secundario a enfermedades crónicas o agudas que lesionen el intestino.
- Las recomendaciones dietéticas se basan en establecer la tolerancia individual, añadiendo
pequeñas cantidades de alimento con lactosa a una dieta inicial sin ella.
Generalmente se toleran sin problemas de 5 a 8 g de lactosa en una sola toma (100 ml
de leche o equivalente). Es mejor tolerada si se acompaña de otros alimentos. El yogur se
tolera mejor que la leche debido a la presencia de la lactasa bacteriana, aunque esto
depende del método de procesado y de marcas. Existen preparados comerciales de lactasa
para su adición a la leche antes de ser consumida. - Una dieta exenta de lactosa puede provocar un descenso de calcio, riboflavina, y vitamina
D, especialmente en niños, adolescentes, embarazo y lactancia, y mujeres pos-menopáusicas,
por lo que se recomienda el consumo de leche y derivados tratados con lactasa.
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